María Julia Castillo, la ‘medio propietaria’ del Clínico y gran benefactora de enfermos de cáncer
By AmigosdelClinico In General On 19 de abril de 2017
Probablemente hayas visto su busto al entrar en el Clínico pero desconozcas quién fue y qué hizo por Granada, el Hospital y los enfermos de cáncer. El periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera, en uno de sus excepcionales reportajes que nos ayudan a conocer más a fondo Granada, nos descubre a una mujer que fue una de las grandes filántropas de esta tierra y que permanece casi en el anonimato.
En 1942 dejó bienes por valor de 16 millones de pesetas para construir pabellones oncológicos, investigación y ayuda a afectados por esta enfermedad.
Aunque es probable que su deseo fuese hacer bien al prójimo y no pasar a la historia local como la más rica del cementerio (como sospecho de otros muchos casos de la burguesía granadina del XIX y principios del XX allí sepultada). Esa es la conclusión a que he llegado tras ver el modesto nicho donde está sepultada, junto a su hermana.
Pues sí. Llevan razón quienes sostengan que con su dinero se construyó parte del Hospital Clínico: son los dos pabellones para tratamiento de enfermos oncológicos, que precisamente llevan los nombres de sus padres. Pero, además, las rentas anuales de su herencia dan para multitud de investigaciones relacionadas con el cáncer; para mantener varios pisos donde se alojan enfermos y familiares durante los tratamientos; becas para la manutención de los familiares que esperan y no son de la capital; el Premio Nacional de Investigación Oncológica que lleva su nombre y va ya por la IX edición (y es el mejor dotado económicamente de todos los de su especialidad); la edición de la revista Actualidad Médica, que difunde este tipo de investigaciones y avances en tumores, etc., etc.
En mayo de 1940, ante notario, resolvió “con el mayor secreto y sigilo”, para honrar a sus padres y hermana ya fallecidos, destinar el remanente de sus bienes al mantenimiento de una sala en el Hospital Clínico destinada a la asistencia y tratamiento de enfermos pobres de cáncer.
Toda esa actividad es la que se realiza a diario. Pero en años anteriores, el dinero de la herencia de María Julia Castillo también sirvió para que el Hospital Clínico adquiriese la primera bomba de cobalto que se vio en Granada, un acelerador lineal, varios equipos de radioterapia e instrumental médico. Buena parte gestionado en tiempos del Dr. Vicente Pedraza.
Vida de una mujer modesta
María Julia Castillo y López-Sancho, que así era su nombre completo, nació en el seno de una familia acomodada de Granada, el 3 de junio de 1856. Tuvo otra hermana, Cándida, que falleció antes que ella. Las dos solteras. Su padre, Juan de Dios Castillo, debió ser hombre de gran hacienda y con sólidos conocimientos financieros. María Julia vivió en Puerta Real, 3, casi toda su vida; nunca se casó. Sabemos de ella su gran religiosidad y algunas obras de las llamadas pías.
En mayo de 1940, ante notario, resolvió “con el mayor secreto y sigilo”, para honrar a sus padres y hermana ya fallecidos, destinar el remanente de sus bienes al mantenimiento de una sala en el Hospital Clínico destinada a la asistencia y tratamiento de enfermos pobres de cáncer, “prefiriendo en primer término a los que sean de Granada y después a los que residan en su provincia”. Hoy no se discrimina a nadie por su origen.
Nombró un patronato para la administración de su Fundación que estaría presidido por el arzobispo y compuesto por el rector/a de la Universidad de Granada, presidente/a de la Chancillería (hoy del TSJA) y el decano/a de la Facultad de Medicina. La sede social estaría unida a la Facultad. Además, habría un patrono de tipo ejecutivo. Todos ellos, solidariamente, planificarían cada año las inversiones, ventas, compras que hiciesen falta para mantener y/o engrosar el patrimonio de la Fundación, con el fin de poder seguir cumpliendo sus objetivos.
La Fundación y sus estatutos han sufrido las modificaciones lógicas para adaptarlos a los cambios legislativos, pero los fines siguen cumpliéndose a rajatabla. Cada año, se destina el 70% de sus rentas a las actividades. La última memoria que conocemos por su web nos relata que en 2014 fueron concedidas 240 ayudas reales, con una media de 20 mensuales. Aunque no lo especifican, sabemos que cada una de ellas suma dinero casi suficiente para mantener a los enfermos en tratamiento. En el caso de los niños cancerosos tratados en el Materno Infantil, la cantidad de ayudas ascendió a 165 ese mismo año.
Huelga seguir comentando más actividades en este artículo; quien esté interesado puede verlo con detalle en www.fundacionanticancer.es. Ahí están explicadas la mayoría de actividades.
Un fortunón para la época
La benefactora María Julia Castillo López dejó a su muerte dinero efectivo, tierras en Granada y pueblos de los alrededores, edificaciones mil, títulos de renta, diversas inversiones materiales… todo ello por un valor calculado en 16 millones de pesetas del año 1942. En pesetas constantes del año 2002, los 16 millones iniciales tendrían un valor de 1.052,23 millones de pesetas. Cuando hace quince años adoptamos el euro como moneda, esas pesetas de 1942 ya rondaban los 6,36 millones de euros.
La fortuna de 16 millones dejada en 1942 se puede comparar con magnitudes de la época. Aquel mismo año, las ocho diputaciones provinciales andaluzas tuvieron presupuestos que sumaron 67.158.000 pesetas. En la construcción del resto del Clínico el Estado gastó poco más de 8 millones de pesetas. Es decir, la herencia de María Julia equivalía al doble del presupuesto de una provincia como Granada o Córdoba. El presupuesto de la Diputación de Granada para 2017 es de 238 millones. Que cada uno saque conclusiones.
Las inversiones de aquel inmenso fortunón tienen una estructura muy similar a la planificada por el sueco Alfredo Nobel, de manera que el valor base se mantiene o acrecienta en cada ejercicio, pues a gestión y reinversión se destina el 30% de las rentas. El otro 70% va para realizar los fines sanitarios marcados por la benefactora en su testamento.
Empezaba este artículo comentando la poca información vital que disponemos alguien que debió ser mujer muy discreta. Si alguno de sus familiares o conocidos disponen de más y mejores datos, o fotos, rogamos los remitan al correo de www.elindependientedegranada.es. Al menos la Universidad de Granada tuvo el acierto de dedicarle el pedestal y el busto que hay en el jardín del Clínico. Esto ocurrió en abril de 1970, y por su cartela conocemos algo de su hermosa historia.
Lápida de María Julia y su hermana Cándida en el Cementerio de San José, patio de las Angustias.
Su lápida en el cementerio municipal de Granada parece no haber sido limpiada ni recibido flores desde hace muchos años. ¿Es que no hay ningún enfermo o familiar de cáncer tratado con su dinero que se acuerde de ella? Por si desean hacerlo, les dejo la dirección exacta de su nicho, está muy a mano: Patio Las Angustias, sección primera, nicho 54.
Más información sobre la construcción del Hospital Clínico y de la labor social de María Julia Castillo López:
Nueva Granada, Colección Granada y sus barrios, nº2, Caja Granada, de Gloria Fernández Fernández, y bajo coordinación de quien esto escribe.
http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i21575
http://www.fundacionanticancer.es/
Correo para aportaciones de más información: redaccion@elindependientedegranada.es